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Comer un helado en el establecimiento de Casa Mira en calle Larios es una tradición en Málaga. No es un eslogan publicitario sino una realidad contrastada con la historia ya que la empresa se fundó en 1890 y, hoy en día, sigue siendo un referente gobernado por la tercera y la cuarta generación familiar. Severino Mira vivía en la localidad alicantina de Jijona y decidió venir a Málaga a probar suerte. Montó, junto a un socio, una heladería-turronería en la calle Cisneros gracias a sus conocimientos adquiridos en la tierra oficial del turrón.
Le fue bien y en 1900 abrió un local en calle Nueva -que sigue abierto- y en 1925 adquirió otro en calle Larios, aunque no en el emplazamiento actual. "Estábamos un poco más arriba, donde está ahora General Ópticas, pero la marquesa de Larios nos pidió que nos cambiáramos de sitio porque iban a ubicar allí el Círculo Mercantil", explica Andrés Mira, actual gerente del establecimiento junto con su hermano Ignacio y su padre Prudente. En 1940, por tanto, cambiaron de local y se ubicaron en el mismo donde actualmente atienden a centenares de clientes cada día.
Durante la Guerra Civil se tuvo que cerrar el negocio, aunque reabrió sus puertas una vez pasado el conflicto bélico con más fuerzas. En los años 70 se abrieron al público nuevas tiendas en Compás de la Victoria, Carranque o el Paseo de Sancha. En estos momentos todos siguen abiertos salvo el de Paseo de Sancha aunque la propiedad y la gestión de cada centro es completamente independiente. Prudente, Andrés e Ignacio son dueños exclusivamente de la heladería de calle Larios desde hace 12 años.
Andrés cree que la clave del éxito de esta empresa "es mantener la calidad". Elaboran los helados en un obrador situado a la espalda de la tienda y los hacen a demanda, es decir, no almacenan nada sino que lo producido se consume en corto plazo. El helado de turrón, leche merengada y la horchata son los productos estrella y Mira asegura que se elabora con la fórmula tradicional de siempre.
Durante el verano venden principalmente helados pero lo que les permite ser rentables durante todo el año es la comercialización de turrón en el invierno. Mira aporta la materia prima -tienen una finca de almendros en Jijona- y su fórmula y el turrón es realizado por una cooperativa de la localidad alicantina para que así pueda llevar ese nombre. Llega a Málaga en bloques que son cortados y envasados en el local.
Andrés Mira destaca que los cruceristas son unos grandes compradores de turrón durante todo el año porque lo ven como un producto típico y eso le permite a la empresa tener una plantilla fija de siete trabajadores que se eleva hasta casi la veintena en temporada alta. Las heladerías se han puesto de moda y proliferan por el centro histórico. Mira señala que, por ahora, no les está afectando la competencia y una de las causas es que, además de estar más que implantados, "siempre hemos ajustado el precio y ahora estamos incluso por debajo del resto de heladerías del centro". No obstante, estos empresarios y heladeros acaban de reformar el establecimiento para dar una imagen más moderna "aunque mantenemos la esencia".
Al margen del local de calle Larios, la historia heladera de esta familia continúa porque Andrés e Ignacio tienen sus propios negocios en la Avenida Ortega y Gasset y la Avenida Mayorazgo. La cuarta generación está más que decidida a seguir los pasos de Severino Mira.
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